miércoles, 12 de febrero de 2014

LOS ENSAYOS

Libro: ¡VENGA DE FRENTE!
Autor: Juan María Gallardo
Editorial: ABEC editores.


La llegada de los hermanos costaleros a las trabajaderas lleva consigo la aparición de otro apartado nuevo que antes no existía, los ensayos.

Mientras los pasos fueron  llevados por profesionales , no existía la necesidad de practicar, lo máximo que se hacía en aquellos tiempos eran las "mudás" y "desarmás" y, aunque es cierto que ayudaban en éste sentido, se hacían para trasladar bien los pasos, bien las parihuelas, desde el lugar donde descansaban el resto del año hasta las iglesias para su montaje en Cuaresma o para su depósito ya finalizada la Semana Santa.

Lo primero que hicieron los hermanos que se reunieron para formar una cuadrilla fue probarse, entrenarse y ver si eran capaces de aguantar debajo de los pasos igual que lo hacían los asalariados. Ya había habido algunos que se habían metido, pero el temor estaba en saber si serían capaces de hacerlo los hermanos solos, sin ayuda de los que sabían hacerlo y tenían este oficio.
El tiempo diría que sí, que los hermanos no sólo son valientes y capaces, sino que adquirirían el oficio, pues tienen algo que es fundamental: ilusión. No obstante y a pesar de esas ganas de sentirse válidos, necesitan practicar, prepararse para lo que pudiera ocurrir y saber manejar la situación. Para ello comienzan a ensayar, a poner en escena las causalidades que podrían acaecer el día de la estación de penitencia, las estrecheces , las dificultades de altura, las entradas y salidas, la rampa, etc...

En sus inicios, las cuadrillas de hermanos ensayaban en verano, otoño e invierno y lo hacían una, dos o tres veces por semana, llegando a efectuar quince o veinte ensayos antes de la semana esperada. No tenían reparo por las adversidades, tenían un fin en la mente y no les pesaban los contratiempos. Los tachaban de locos, de atrevidos, de no saber a lo que se enfrentaban, de jugar a los pasos... Llegaron a efectuarse pruebas reales que consistían en realizar el mismo recorrido de la cofradía el día de salida. Salen casi siempre al anochecer y terminan de madrugada, a veces casi amaneciendo. No llevan relevos. A veces no tienen donde calmar la sed, hasta terminar el ensayo. Roban tiempo de sus familias y su descanso, por amor al costal. Suelen ensayar los fines de semana, pero a veces lo hacen días laborales , al siguiente, al trabajo rutinario, con poco descanso y cansancio acumulado. Nada importa. 

Con el paso de los años el número de ensayos se irá reduciendo, en principio porque las cuadrillas se fueron cuajando y los peones también,con lo que la compenetración se hizo mayor y se fueron haciendo menos necesarias las pruebas. A mediados  de los años noventa , hubo alguna cuadrilla que, debido a la calidad que reunían sus costaleros, no ensayó y solo realizó la "mudá", el caso es atípico y, con el transcurso de los años, acabará haciendo como las demás. 
En estos inicios de siglo, la media es de tres o cuatro ensayos por cuadrilla. A veces, y por la duplicidad de cuadrillas, unos días ensaya una y otros días otra. Nos preguntamos ¿hasta dónde vamos a llevar las distancias con los antiguos? En parte, aquellos múltiples ensayos del principio de los hermanos costaleros, sin que se dieran cuenta, unían mucho a los hombres por el trato durante los mismos y los posteriores ratos de charla y tertulia con el apoyo del trago de por medio. Hoy, si los separamos ayudaremos a aumentar la distancia entre ellos y eso no suma para que estén todos a una llegada la necesidad.

Retomando el tema, el capataz se empieza a encontrar, cada vez más, con un nuevo problema; la reiteración de ensayos y la falta de compromiso de algunos hombre, lo que unido a la veteranía que algún costalero ya posee, hace que si se programan tres ensayos de antemano muchos costaleros prevean dejar de asistir a alguno de ellos por desidia, falta de interés y sentir que no son necesarios para ellos. 
Los ensayos ya no son como los de antes. Ahora hay relevos, el tiempo que cada hombres está debajo del paso es menor y no se termina tan tarde. Actualmente se está imponiendo una nueva práctica, la de ensayar a otras horas, se empiezan a ver ensayos tanto a medio día como a primera hora de la mañana los sábados y domingos, por ser estos días en que hay mayor número de costaleros disponibles en cuanto a su trabajo se refiere. 
Para los ensayos de los primero años se utilizaron radiocasetes que, llevados por fuera en la mano por algún miembro o amigo de la cuadrilla,hacían sonar marchas procesionales para dar más realismo al ensayo. La evolución tecnológica ha traído consigo la posibilidad de que esos portátiles se fijen a la parihuela, se coloquen altavoces por la misma y aumente la calidad. Es esta transformación tecnológica la que tanto ha ayudado y aliviado en los ensayos. Ya suena antigua aquella voz del capataz avisando al chaval que cargaba todo el ensayo con el aparato de música diciendo "Níño dále al pikú".
Otro elemento que comienza a hacerse más frecuente con el transcurso de los años y fruto del desarrollo de los ensayos, es la coincidencia de varios de ellos en un mismo día y de cuadrillas diferentes, es decir, comienzan a proliferar costaleros que pertenecen a diferentes cuadrillas de distintos capataces , llegándose a dar el caso de tener que ensayar un mismo costalero en diferentes lugares a la vez al estar comprometido y citado con distintos capataces que , por casualidad , han puesto los ensayos el mismo día y a la misma hora. Esta circunstancia llega a provocar en ocasiones, dependiendo de la rigidez del capataz en cuestión para permitir faltar a uno de los ensayos , la renuncia obligada por parte del costalero a sacar uno de los pasos en cuestión para ensayar, provocando el tener que dejar la cofradía por incompatibilidad entre los mismos.

Esta situación en otras ocasiones y ante la negativa del costalero a asumir esta difícil y nunca agradable decisión de dejar una cofradía, conlleva y provoca multitud de anécdotas en las que tenemos como protagonistas a costaleros, que compinchados con compañeros de ambas cuadrillas les informan de la ubicación de los ensayos para que puedan ir compaginando ambos , trasladándose de uno a otro con la ayuda de algún medio de transporte rápido, por lo general en motos , ya sea por la comodidad de aparcamiento o por su fácil manejo a la hora de callejear por Sevilla.

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