miércoles, 25 de febrero de 2015

EL COMIENZO DE LOS HERMANOS COSTALEROS EN SAN BENITO CON CARLOS MORÁN CON AQUELLA FAMOSA PRUEBA REAL AL CENTRO.

Información documentada por el libro "El Legado" de Manuel Rueda, fotos cedidas por el capataz Carlos Morán. 

Allá por 1976, las cuadrillas de costaleros profesionales, tras varios años de dar cientos de preocupaciones a la Junta de Gobierno de la Hermandad, tales como la rapidez o tardanza de la cofradía, el poco lucimiento de las imágenes o bien la alta negociación de sus contratos pecuniarios, fueron abandonando , poco a poco, todas y cada unas de las cofradías de nuestra Semana Santa.
Algunos de los miembros de la Junta de la Hdad de San Benito, todos los Martes de Culto, se reunían después , en el bar "Kiki" , situado casi en el anexo de la casa hermandad , dado que estaba en la esquina de la calle San Benito con Luis Montoto. Allí, comentaban la problemática existente en los últimos tiempo con las cuadrillas de profesionales.
Imagen del misterio a finales de los sesenta.

Un martes del mes de Octubre de aquel año, una serie de hermanos reunidos en el mencionado bar "Kiki", entre los que se encontraba el que por aquel entonces era prioste de la hermandad, Carlos Morán, comienza a comentar la necesidad de crear una cuadrilla de costaleros formada por hermanos, al igual que ya habían comenzado a hacer algunas hermandades ya mencionadas, de nuestra semana mayor.

Esta disparatada idea comenzó, tras largas charlas de martes, tras finalizar los cultos, por probar a mover la parihuela del paso de la Virgen de la Encarnación, dentro de la iglesia. Aquellos dieciséis valientes se dedicaban a hacer "levantás" y a dar pasitos "palante" y pasitos "patras". Le plantearon ilusionados , a la junta de gobierno de la Hdad la posibilidad de comenzar a ensayar con dicha parihuela, pero por la calle. La hermandad, tras varias reuniones, accedió, y así comenzaron a ensayar aquellos hermanos, precursores de una idea loca pero ilusionada.
Tan atrevidos fueron, que no quisieron contar con la experiencia de ningún capataz de la época, sino que por mayoría eligieron a Carlos Morán como capataz y él accedió. Carlos , tenía, experiencia en la dirección de equipos de profesionales en la empresa en la que trabajaba, y pensaron que era el más cualificado para poder poner un poco de orden entre aquellos jóvenes atrevidos.
Los ensayos comenzaron. Cada sábado a eso de las diez de la noche, algún hermano, primo o amigo de aquellos "aspirantes a costaleros" se acercaba por la hermandad y se ponía , contagiado por la ilusión, a disposición de Carlos para participar en tan novedosa idea.
Cuando contaron con casi veinticinco hombres, Carlos habló de nuevo con la Junta de Gobieron para realizar los ensayos con la parihuela del paso del Cristo de la Sangre. La idea de Carlos era sacar el misterio.
"El futuro de la cuadrilla era el paso de misterio, dado que cada Martes Santo era el que mayor sabor dejaba, en los paladares de la gente que venia a ver la cofradía en la calle.
Carlos pensaba equivocadamente que si lograban sacar el Cristo de la Sangre, los hermanos se animarían y así podrían sacar el misterio, nada más lejos de la realidad.
A primeros de enero del setenta y siete, comenzaron a ensayar con la parihuela del Cristo. Contaban ya con casi treinta hombres. Carlos reservaba cuatro hombres, que distribuía entre las seis trabajaderas que tiene esa parihuela, dejando las corrientes vacías para así poder tener algún relevo a lo largo de esos ensayos, que podían llegar a durar cuatro o cinco horas. Los ensayos los realizaban desde "Talleres Cayetano" , taller de herrería al cual la hermandad encargó un nuevo "cajillo telescópico" para la parihuela del Cristo de la Sangre.

Como la hermandad  tenía que firmar el contrato con el capataz de la cuadrilla de profesionales, los miembros de aquella futura cuadrilla, gobernada por Carlos Morán, deciden realizar un ensayo general, en febrero del setenta y siete , para proponerle a la Junta de Gobierno , definitivamente, su idea de sacar el paso de Cristo de la Sangre aquel mismo año, la tarde del Martes Santo. "Aquello parecía una avioneta de las antiguas" cuenta Carlos.
Carlos se convenció de aquel desastroso ensayo , de que aquellos jóvenes tenían vocación y mucha ilusión, pero no tenían ni puñetera idea de andar, y menos de cambiar alguna vez el paso.
Carlos decidió comunicarles la idea que tenía de comenzar a ensayar con el paso de misterio. Pensó, acertadamente que el paso de misterio sacado por sus hermanos costaleros tiraría de los demás pasos de la cofradía.
Aquel año, la cofradía la sacaron las cuadrillas de profesionales de "Rechi" en el misterio. La de Rafael Ariza en el Cristo de la Sangre y el paso de palio de la Encarnación.

El 30 de septiembre , tras el paso del verano, Carlos reunió a sus treinta hombres y comenzaron a trabajar con la idea de sacar el paso de misterio. Tras un solo ensayo con la parihuela de Virgen, se corre la voz por el barrio de "la Calzá" de que están preparándose para sacar a la calle "el barco". Día tras día, iban apareciendo nuevos miembros de aquella ya formalizada cuadrilla. Reuniendo cuarenta y cuatro hombres, la cuadrilla se formaliza  definitivamente el 28 de Diciembre de 1977, día de los Santos Inocentes, fecha que pasará a la historia de la hdad de San Benito.
Con mucho valor e ilusiones , comienzan a ensayar con el paso de la salida. La hermandad puso una sola condición: si el 14 de Enero dicha cuadrilla no podía realizar el recorrido completo, desistirán de su alocado empeño.

Cada ensayo era un nuevo reto, igualar bien a los hombres, acoplarse en los cambios y, sobre todo, lo más difícil era el compromiso de todos y cada uno de ellos con Carlos Morán y con sus propios compañeros . Al acabar los ensayos a eso de las cuatro de la mañana , todos se refrescaban con unas cervezas , que acompañaban comiendo sacos de sado de "piensos Caty", que eran esas bolsas de las famosas rebujinas de avellanas, kikos, pipas, calabazas , etc...
Carlos les propone una reunión para formalizar, los detalles de aquella improvisada salida extraordinaria del paso misterio.
Llegó tan esperada noche. La alegría y la ilusión se mezclaban con los nervios y la responsabilidad que invadía la mente de Carlos. El paso se puso en la calle desde el almacén que estaba situado bajo el puente, a las once de la noche, y volvió a las siete y media de la mañana. Tenían todo un reto a cubrir: realizar todo el recorrido, sin pasar por la catedral, esa madrugada. Los hombres, algunos levantados desde tempranas horas de la mañana ilusionados se animaban mutuamente. La ída fue apoteósica. A eso de las dos de la mañana, hicieron un parada en la Plaza del Salvador como veréis en las fotos adjuntadas para tomar un bocadillo de tortilla, preparado con cariño como siempre por "Dori" , la mujer de Carlos, para como ella les llamaba, "sus niños".

Tomando el bocadillo de tortilla a eso de las dos de la
mañana en la Plaza del Salvador el 14 de Enero de 1978

Costaleros de San Benito de descnaso aquella
noche de Enero las gradas del Salvador
La parihuela tenía ocho trabajaderas a cinco costaleros por palo (40 costaleros) y lo máximo que consiguieron ese día fueron cuarenta y cuatro, no tenían relevos por palo ni nada por el estilo.
Llegada las tres de la madrugada, a la altura de la Plaza de la Encarnación , cuando los kilos de peso comenzaron a "calentar los cuellos" de los cuarenta y cuatro hombres, Carlos decidió dejar fuera del paso a un hombre por palo, para que así se pudieran realizar más relevos. La parihuela qeudaba entonces con treinta y seis hombres. En la calle Santiago, los hombres , a pesar de los relevos, comenzaron a sentir en sus cuerpos el frío invernal de aquella noche de enero, y el cansancio producido por las horas sin descanso. Carlos tenía que arriar el paso cada tres por cuatro metros de recorrido.
Poco a poco se fueron acercando, de esa fomra tan poca ética, pero robusta de corazón, al puente de Luis Montoto. Pararon antes de subir el puente. Los hombres venían prácticamente exhaustos y agotados. Carlos subió el faldón delantero y se dirigió a ellos diciendo:

-Señores.- grito con voz segura y rota por el frío de la noche, rompiendo el silencio que anidaba entre las trabajaderas.
Y continuó diciéndoles:
-Yo se que nadie lo agotados que estáis, pero os voy a decir una cosa solamente. Ahora, son las caras de los hombres y no la de los niños las que quiero ver. A la bajada del puente está "to" "er" mundo esperándonos,... ¡ Vamos a echarle a esto los que se le echa a las tortillas, y no son las papas, son huevos!
-Así-, continuó diciendo Carlos, -que voy a "llama" y arriba esos cuerpos, que ya casi lo hemos "conseguío" .- terminó Carlos, alentando sus corazones , esperando la reacción más probable entre aquellos hombres.
Y llamó al martillo. El paso se elevó como no lo había hecho nunca, en toda la noch, al cielo. Comenzaron la subida al puente , al compás de los sones de la guardia civil, que sonaba en el radio cassete. La subieron de una sola "chicotá". Pararon en lo más alto del puente. Carlos llamo de nuevo al martillo y puso de nuevo el cassete. De nuevo de una "chicota", y al compás de siete marchas seguidas, aquella cuadrilla de jóvenes hermanos del barrio realizó una bajada inolvidable, que duró más de veinticinco minutos, cambiando sobre los pies, de  costero a costero, lanzado el izquierdo, dando un pasito atrás... -¡"Coño", una cara de esas de los cassetes entera! decía Carlos Morán mientras lo cuenta.
En aquella larga "chicota" , los "corazones pilateros" de esos "gladiadores de la Calzá" surgieron por primera vez, de las oscuras trabajaderas al amanecer, a eso de las siete de la mañana, para efemerizar en años posteriores, la noche en la que cuarenta y cuatro hombres uniéndose en un sólo corazón para sufrir al unísono , formalizaron la primera cuadrilla de hermanos costaleros de la Hermandad de San Benito, realizando el recorrido completo de la cofradía.
Al concluir , ante la puerta del almcén, situado, como te dije bajo el puente, todos se salieron de las trabajaderas llorando, y con sinceros abrazos se dieron la enhorabuena.
Uno de los compañeros, "Pepe Rosales" se trajo de su fábrica tortas de aceite, barquitos, cortadillos y con un barreño de leche, celebraron el primer desayuno de hermanos costaleros. Carlos les comunicó  en el restaurante "La Ponderosa", horas más tarde, que los miembros de la Junta de Gobierno, de la mano del entonces Hermano Mayor D. José Mª Suárez San Miguel, le habían comunicado la buena noticia de que ellos realizarían la próxima estación de penitencia , bajo las trabajaderas del Señor de "la Calzá".

Aquella hazaña , se hizo correr por las calles del barrio, y se sumaron veinte hombres más, a aquella ya primera cuadrillas de hermanos costaleros.
Por aquello de ser el primer año se cometieron, según Carlos Morán , muchos errores. Uno de ellos, fue contar con algunos jóvenes poco responsables que dejaron a sus compañeros "torados" volviéndose para casa, a la altura de calle Sierpes, la tarde del Martes Santo. No todo fue negativo. La nueva cuadrilla de hermanos costaleros firmó un contrato simbólico con la hermandad por realizar dicha estación de penitencia, al igual que lo firmaban las cuadrillas profesionales y con el dinero que la hermandad se ahorró, se realizó el techo del palio de la Santísima Virgen de la Encaración.
Tras aquella Semana Santa, Carlos tomó la sabia decisión de que sólo pertenecerían a la cuadrilla aquellos hombres que se comprometieran con la cuadrilla a no ser bajas voluntarias a mitad de recorrido. Y así fue todo el comienzo de los principios de los hermanos costaleros en la magestuosa Hermandad de San Benito.

Primera cuadrilla de hermanos costaleros de la
Presentación al Pueblo de San Benito.

Galería fotográfica en relación con San Benito y sus cuadrillas de antaño:

Cuadrante de la primera cuadrilla de hermanos costaleros
de la Presentación al Pueblo de San Benito en el año 1978.
Una salida difícil 
Paso de misterio haciendo la mudá de 1980.
Un joven Carlos Morán de prioste en San Benito 




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