lunes, 23 de marzo de 2015

SIEMPRE CON NOSOTROS, JOSÉ MANUEL LÓPEZ VEGA


Hay personas que a primera vista, y por los prejuicios que todos en algún momento tenemos, no nos parecen buenas personas y pensamos que va a ser difícil congeniar con ellos. En el paso del tiempo, y el roce con ellas, lo que nos hace darnos cuenta de que estábamos equivocados y que realmente eran buenas personas. Otras en cambio, desde la primera vez que te las cruzas en tu vida desprenden algo especial, te inspiran confianza, te resultan familiares, cercanas,... en resumen con un solo encuentro , lo tienes claro y tienes la certeza de que no te equivoas. Ese era el caso de nuestro hermano de la Exaltación Jose Manuel López Vega, una persona buena y especial


Son muchos los años que José Manuel López Vega ha estado vinculado a su hermandad de la Exaltación, y dentro de ella a la Cuadrilla de costaleros de Ntra Sra de las Lágrimas. Aunque era ATS de profesión, para nosotros siempre era "Jose Manuel El Médico" que era como en la cuadrilla cariñosamente le decíamos. En la década de los 80 constaba ya como costalero. Posteriormente en los primeros años del 2000, una lesión de rodilla le obligaba a retirarse y quitarse el costal. Recuerdo conversaciones con El en la que, en mi juventud, me sorprendía con que entereza aceptaba su lesión y como los buenos costaleros, te decía "de esto hay que saber irse", pero sin perder nunca la sonrisa. Como cualquiera que le conocía, Emilio Moreno nuestro capataz, se dio cuenta que no podía dejar escapar a tan magnífica persona y lo fichó en su equipo como contraguía. Emilio, la elección no pudo ser más acertada. Desde entonces El, era la primera cara que se acercaba a ti para tomarte nota los datos y transmitirte tranquilidad si aun estabas opositando a entrar en la cuadrilla. Incluso te pedía permiso para hacerte una foto para tenerte fichado en su base de datos. A El le gustaba que todo el que llegara a la Cuadrilla se sintiera importante dentro de ella. Para ello se fijaba siempre en el humilde, en el callado, aquel costalero que pasaba desapercibido...El sabía hacerlo sentir útil para la cuadrilla. Con el tiempo de conocerle y después de su marcha he llegado a la conclusión de que esa era su forma de vida: humilde, amable, tranquila, desapercibido para algunos pero útil, muy útil y fundamental para todo foro en el que ha participado. 


Y o particularmente siempre le he admirado mucho como persona y como costalero. Ha tenido el gran privilegio personal, que eso lo tendrá su hijo para siempre, de ir debajo de las trabajaderas de Ntra Sra de las Lágrimas con su hijo, José Manuel. José Manuel eso no os lo va a quitar nadie. Disfruté mucho de veros juntos aquellos años.
Como gran conocedor del oficio siempre estaba cerca de nosotros en esos momentos duros que solo el que se pone un costal , y es costalero, conoce. Su voz tranquila y amable se seguirá escuchando por las rendijas de nuestros respiraderos cada Jueves Santo animando a su gente, nombrándonos uno por uno, para echar ese penúltimo esfuerzo que solo algunos como El saben sacar al costalero para aunar las fuerzas de todos. No me cabe ninguna duda que nosotros, todos, así te sentiremos cuando arriemos el paso después de una chicotá dura, y te veremos cuando se levante el faldón volviendo a casa para darnos aliento para la siguiente mano.
Para nosotros no te has ido. De esto sólo tu tienes la culpa, porque has sabido ganarte a cada uno de nosotros. Por dejarnos esa semilla de bondad y amabilidad que solo las personas buenas como tu pueden repartir. 
Aunque te nos fuiste de este sueño fugaz que es la Vida. Siempre estarás con nosotros. 

 Escrito por: Antonio Gómez Mantecón


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