jueves, 10 de diciembre de 2015

LAGRIMAS POR ÉL, Y POR USTEDES QUE SOIS LOS MEJORES

No olvidaré aquel momento jamás, venía de vuelta con sus chiquininos alegres y guerreros, por única vez que recuerde no escuché entre sus voces la asidua frase "no vea la que viene dando" a lo que kilos se refiere aquel majestuoso palio de la Exaltación. Bien saben los conocedores de este mundo que este paso es de los más duros, hay que trabajarlo por derecho y pocas veces se disfruta debajo de él, pero hay que saber también que una familia unida reúne fuerza de donde no hay para soportar lo que haga falta soportar, y por suerte un ejército de hombres nobles, entregados y valientes costaleros están empeñados en que su Virgen no sólo haga su anual estación de penitencia cada Jueves Santo sino que encima lo hagan dándole el paseo que se merece , plantando cara al aplastamiento que este palio provoca entre sus hombres fuertes y caminando de frente como a su Emilio Moreno le gusta.

Me arrimé al respiradero y algo me llamó a no separarme de él, venían fuertes física y anímicamente cuando creí que sería todo lo contrario, y explico el porqué... relativamente poco antes falleció uno de sus ángeles, y no de los que posan en cada esquina sino de los que guían el andar de la Señora vestido de terno negro por fuera junto a otros ángeles privilegiados , hablamos de la nobleza, la humildad, la cercanía, el cariño, la fuente de aprendizaje, la tranquilidad y la confianza para aquel costalero nuevo con cara de asustado al que se le arrimaba con su libretita para cogerle los datos, él era Don José Manuel López Vega. Ahora lo entiendo todo ¿ahora lo entendéis,verdad? era él el motivo principal, era él la causa, el fundamento y la razón por la que aquellos hombres sacaron fuerzas infinitas del mismo corazón para no decaer el paso ni rozar los zancos en el suelo en ningún momento. Nadie despejaba la mirada de la Virgen, todos presenciamos aquel momento, se escuchaba, se sentía como aquellos hombres buenos de abajo comenzaron a llorar , no daba crédito de lo que estaba yo en ese instante viviendo, un paso durísimo, todos debajo enmorecíos a lagrima viva y encima disfrutando la marcha y trabajando la mecía con el mismo cariño y mimo que se mueve la cuna de un bebé apunto de dormir... 
Terminó y el aplauso llegó al cielo. Me fui triste y alegre a la vez, triste porque preferiría haber escuchado las quejas de tus hombres por el peso y que la razón de lo contrario no hubiese sido el que tu no estás para aliviarlos. Amigo y capataz Jose Manuel... siempre serás el motivo perfecto para no fallar en el mismo lugar cada Jueves Santo ante ella, antes ellos, ante ti. Repito, triste pero alegre a la vez, TE QUEREMOS


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