martes, 2 de febrero de 2016

EN EL RECUERDO, LO OLVIDADO

Escrito por Ismael Hdez.

Me tiembla el pulso, preveo que ya viene y encima me doi una vuelta por los alrededores de mi monotonía diaria y veo a dos muchachos con un costal puesto deambulando y riendo cerca de mi,  mientras,  a lo lejos un "barco" de madera familiar va pegando zancadas de frente en un silencio intimidatorio ante el frío y la soledad de la noche, me acerco y de repente asombro, mi cabeza se humilla y me comen los nervios, no sé que precio tiene el que ese hombre de cuello de pico y boina que va pegando voces de mando me deje meterme debajo aunque sea para aliviar mi pena que lleva mucha ausencia de carga, pero si el quisiera y yo pudiera... lo que fuera. Pensarán que estoy loco, un loco que anda suelto por hacer locuras, locuras más dignas de locos de amor por quien entiende y por su sangre lleva mi sangre , la de ser costalero de mi Madre o mi Señor.
No sé que deparará la noche pero allí estoy yo, no conozco a nadie, tengo frió y un poco de hambre pero allí estoy yo , no quiero más, voy rodeando poco a poco la carga de vida humana que aquello lleva, "Ya no son tan niños", "¿porque se remangan tanto joe?" voy pensando mientras sonrío... de repente me paro asombrado y alzo la vista, no quiero acercarme más... aquel hombre que vociferaba se percata que dos lagrimas invaden las arrugas de mi rostro triturado por los años y manda parar y arriar el majestuoso portento. "¿Disculpe caballero, le ocurre algo?" se dirigió a mi, a lo que respondí bajo seriedad "..siga dando vida mi capataz", "pero..¿perdone, a que se refiere?" , volvió a preguntar mientras seguía mi pena y noté como echó paso atrás pensando que era una cabeza perdida, pero uno de sus hombres se arrimó y le susurró al oído algo que no alcancé. Aquellos muchachos fríos tras el trabajo que venía siendo continuo y duro no perdían detalle de lo ocurrido ya que sabían que algo emotivo había tras la cara de ese hombre, por lo que la espera era liviana pese al frío de la noche, las horas o el cansancio del esfuerzo y sus trabajos previos...

"¿Perdone Señor, a que se refiere con que siga dando vida por favor?" insistía...

Entonces solté lo que llevaba dentro , sobre todo eso...toda una vida, señalé aquel lugar que uno de esos muchachos de cara inocente ocupaba.. y dije:

 "Ahí, justo ahí en esa madera arañada llegué como niño y me hice hombre, desde ahí saludaba a mis niños orgulloso cuando daban sus primero pasos, desde ahí mi esposa que ya es ángel del cielo me alimentaba con el único trozo de pan que había hasta que el jornal me dieran al terminar la corría y poder poner la mano, desde ahí he visto llorar y hablar a personas completamente solas como si lograran mandar un mensaje a alguien que ya no está, desde ahí he sentido el amor verdadero, la completa unión y la cosa más bonita que se puede obtener tras un durísimo esfuerzo, la satisfacción propia y el aplauso de un gentío que te valora. Ahí nunca me sentí sólo , ni desprotegido ,ni deambulante, ni tampoco pasé frío y la hambre.. abahh tarde o temprano llegaría mi amor. Los años me castigaron y me quitaron todo lo que más amaba y deseaba cada año. Ahora vengo como cada noche de hacer el recorrido del día más especial del año cuando yo era ese costalero de ahí, y encontrarme con el legado que dejamos todos aquellos hombres buenos, hoy abuelos y recuerdos de este oficio no tiene palabras, sólo lágrimas de agradecimiento, sigan costaleros sigan, han hecho que mi cabeza vuelva a recordar aquello que difuminaba en mi mente pero no en mi corazón, allá donde esté mi amigo Juan, "el torta", Manolín  o mi compadre "el vinagre" estarán orgullosos de ustedes, gracias por darle sentido a mi vida, gracias por hacer que mi vida sin lo que me acabáis de recordar no sea vida" 

Aquella noche no dejaron irme, el paso se recogió y pasaron horas de charlas en una sala con cuadros ausentes de color en los que orgulloso señalaba con los ojos húmedos y decía "ese soy yo", aquellos muchachos con familias que esperaban en sus casas y rostros de cansancio tras un largo día no quisieron irse, se les iluminaban los ojos cuando contaba con detalle como eran aquellos tiempos de mucho sudor pero que todo tenía una esencia descontrolada y un compromiso pleno con total éxito. El día acabó, creí que aquella familia costalera solo fue fruto de una suerte que nos unió, pero no, dejé de trabajar aquel paso, pero nunca me fui, veía en cada rostro jóven de aquellos costaleros la imagen de mi otra familia , sentía que en aquella sala estábamos todos, los que se fueron y lo que han llegado, riendo y hablando de cofradías y de nuestros titulares como siempre era cotidiano tras cada entrenamiento, nunca lo olvidaré y mira que creí ya no recordarlo más por más que lo intentaba cada día en mi paseo.
Gracias COSTAL  tu que englobas toda mi vida en su pleno recuerdo por cada momento vivido, gracias.

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